jueves, 25 de noviembre de 2010

Casi la naturaleza de la vaca

la forma aforística de mis escritos ofrece una cierta dificultad; pero procede de que hoy no se toma esta forma en serio. Un aforismo cuya forja y cuño son lo que deben ser no está aún descifrado porque se le haya leído; muy lejos de eso, pues la "interpretación" entonces es cuando comienza, y hay un arte de la interpretación... Es verdad que, para elevar así la lectura a la altura de un arte, es preciso poseer ante todo una facultad, la que precisamente está hoy olvidada —por eso pasará aún mucho tiempo antes de que mis escritos sean legibles—, de una facultad que exigiría casi la naturaleza de una vaca

Friedrich Nietzsche



Aforismos y aforismos

Hay aforismos grabados en mi biblioteca a imitación de Montaigne y aforismos en mis espejos a imitación del silencio.


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Se ha de aprender a reconocer el momento oportuno para traer a colación un aforismo. Éste no es uno de esos momentos.


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Según el momento y el lugar, habrá aforismos que vayan o no vayan, pero siempre habrá aforismos que vuelvan de allí.


J25 Noviembre 2010

Uno lee por enésima vez a Platón o a Montaigne, a Gibbon o a Dante, lo que sea, y aunque en descargo lea a David Foster Wallace a Pynchon a Bellow a Lem o a Donald Barthelme, y lea y lea lecturas más inconfesables, la vida de Lazarillo una y otra vez, prospectos, pintadas, rostros, tatuajes, miradas, calendarios, siempre, siempre, se siente en el furgón de cola o como si se le hubiera escapado un vuelo. A años luz de los punteros láser y los coach de creación literaria.
Sucede casi siempre que lee a Platón.
Yo supongo que siente la soledad de revivir la antigüedad, idéntica en todo a llevar siglos de adelanto. Si le viera cruzar el Cuarto Distrito, le detendría a la sombra de las palmeras y señalaría como un poseso el libro que lleva en el bolsillo de la gabardina. El proceso es lento, sé que debería repetir la operación ene veces más una hasta sacarle una palabra, pero esa palabra valdría la pena. No tengo vergüenza ni lo que ustedes llaman dignidad. Llevo años siendo una caricatura de mí mismo y sonriendo sólo al espejo. Le gusta el jazz, el surf, los cómics, el billar, la esgrima de florete, el arte de cambiar continuamente de sentido. Es como una niña.
En cambio yo soy cínico como un gángster latinoamericano. No tenemos nada en común. Nuestra sociedad infringe toda ley y embaraza a la lógica. Si no me fuese simpático, le metería.
Si tuviésemos los mismos gustos hasta le robaría el bocadillo. Cada vez que nos cruzamos intercambiamos un imperceptible movimiento de barbilla; no lo repetimos si nos volvemos a encontrar en un mismo día. Con el resto de personas me llevo bien y echo unas risas, pero este hijo de puta tiene algo. Qué, no lo sé, algo. No he oído hablar antes de esta simpatía homicida, probablemente, un corolario del Stockholm syndrome.
Le observo en compañía de otras personas, tieso y como ausente, con su cara de cuerno.
Qué hijo puta, sólo a mí me sonríe.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Mi17 Noviembre 2010: Horas muertas



Se le echaban encima con ansia de devorar su último trabajo. Él era el barro sin pulir, un proyecto de estatua que cada día cubría con un viejo trapo humedecido diciéndose mañana corregiré tal o cual fallo. Los demás eran perfectos fantasmas. Un reducido círculo, en realidad más parecido a un trapecio, conocía sin embargo las líneas de este diario.
Aquí, sólo aquí, se permitía errar.


Mi señor era un maestro del error intermitente. Si nunca soplaron los vientos a su favor, supo siempre escorarse y ganar su derrota.
Inclasificable talento el de sacar la gamba.

Hoy, su humilde servidor, celebra con un vaso colmado de vino sus funerales. "El señor ha muerto", dicen sus labios (tintos de puro vino griego) con la misma convicción que el filólogo del martillo. "Muerto, no está".
Un servidor está harto de parir excusas a su ausencia.

Cualquier otra razón sonaría ridícula o inverosímil. Traslada a Perrault, a Dante, a Shinleqiunninni, escribe una novela qué sé yo; a horas tempranas puede vérsele en la cocina discutiendo con Montaigne y un sándwich mixto.
Sólo se muestra lúcido ante el segundo.

Hoy un servidor le buscó en el taller con ánimo de echarle un pulso.
Pero no lo encontró.

O
en esa casa no había señor, o no tenía pulso.


domingo, 7 de noviembre de 2010

Glosando refranes

"Arrímate a los buenos; quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija". Cuánto se infravaloran las malas compañías y las pieles curtidas al sol.


"No por mucho madrugar, amanece más temprano". Traduzco: un fracaso es un intento prematuro de éxito.


"A quien madruga, Dios le ayuda". Pero el pobre diablo sigue encomendándose al café.


"Valen cien refranes como cien verdades". Vale, una mentira como un templo.


"Cae más pronto un mentiroso que un cojo". Ése no es cojo, se lo hace.


"En el país de los ciegos, el tuerto es el rey". Lo creeré cuando lo vea.


"Perro viejo no aprende trucos nuevos", los inventa.

"Cuenta el milagro, pero no digas el santo; di el pecado, pero no el pecador". Hala así te los atribuyan.


"Cambiar de opinión es de sabios". Y de políticos.


Bueno, de políticos no.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Anónimos



Al
gún día nos veremos las caras con la terrible verdad de que todas las personas se piensan secretamente que son especiales y que el resto no tanto.


Quizá un verdadero lector lograra salvarse de esa terrible verdad; sentir gratitud hacia los grandes autores a veces inspira la sana determinación de no escribir una sola palabra.


Es fama que todos los lectores se piensan secretamente escritores en ciernes.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Filosofía clásica


Los filósofos coincidían en suprimir todas las pasiones. A eso conduce la pasión por la filosofía.



Cada vez que alguien comienza a hablar de El Ser, lo siento, pero me acuerdo de su madre.



Cuando los filósofos no saben de qué hablar, hablan de El Tiempo.

No importa su sentido, la vida parece unas veces larga y otras corta. Yo me aburro una eternidad y a ratos me lo paso bien. Sólo me gustaría conseguir alguna de esas cosas sobrio. 



La mayoría de los filósofos están familiarizados con la reducción al absurdo, sólo que ninguno lo reconoce.



Mis opiniones no valen un pimiento ni descubren ningún pastel; a simple vista se delatan como magdalenas adornadas con guindillas.



La improvisación es el arte de los desesperados, quienes no quieren pensar demasiado en lo que dicen. De pensárselo dos veces se darían cuenta de que todo es perfectible y pasarían la vida perfeccionando esta sola frase. Lo primero sólo requiere ingenio. Lo segundo... bueno, dejémoslo ahí.



"Quien avisa no es traidor". Tampoco avisa, amenaza.


La lógica es un juego que nos aburre a los tramposos. Si un cretense nos advierte sobre lo mentirosos que son todos los cretenses, no lo consideramos tanto una paradoja como un intento de cubrirse las espaldas.




Me indigna que me tomen en serio tanto como que me tomen a risa.  Yo no soy digno de comentario.




Es bastante normal que a un escritor no le satisfaga su propia obra, puesto que lo natural es que no le satisfaga enteramente ni una sola frase. Compadézcanle, lo verdaderamente extraordinario es que se permita satisfacer un solo silencio.





martes, 2 de noviembre de 2010

Palinodias

Incorregibilidad
¿No me tomo en serio a mí mismo, voy a tomarle a usted?


Arrepentimiento
Me arrepiento menos de haber tomado ciertos asuntos a broma que de cuanto llegué a tomarme en serio.


Actos de enmienda
Si me lo propusiera podria convertirme en alguien útil a la sociedad. Bastaría con convencerme de que la sociedad pudiera serme de alguna utilidad.

Escritor es aquella persona que sueña con una obra maestra que le confirme en su diletante vida; unos cuantos días de concentración para salvar una vida entera de disipación.
Responsabilizarse de sus actos
Si algún día encuentran mi cadáver sepan que ya nunca encontrarán a su asesino.

Autocompasión
Cualquiera puede hacerse rico, pobres de nosotros, a nuestra costa.

Me exijo más de lo que puedo dar y en general no me aprecio gran cosa. Soy mi propio jefe.

Algún día alguien descubrirá que soy un farsante. Entonces me tomarán en serio.



Ejemplaridad
Si tuviera hijos les daría ejemplo, pero ahora no me viene ninguno a la cabeza.

También Faulkner veía la sabiduría suprema en tener sueños lo bastante grandes como para no perderlos de vista mientras se persiguen. Por contra, mi suprema estupidez me dice que son los sueños los que nos persiguen a nosotros, y siempre son tan grandes que uno se termina perdiendo de vista a sí mismo.