martes, 29 de marzo de 2011

Momentos estelares de la literatura (6)


El rey Arturo (Graham Chapman) y su escudero (Terry Gilliam), tras mucho cabalgar dan con un castillo:


GUARDIA.- ¡Alto!, ¿quién va?

ARTURO.- Soy yo, Arturo, hijo de Uther Pendragon, del Castillo de Camelot, rey de los bretones, vencedor de los sajones, soberano de toooda Inglaterra.

GUARDIA.- Ya, ¿y el otro?

ARTURO.- ...éste es Patsy, mi fiel escudero. Hemos recorrido todo el largo y el ancho del país buscando caballeros que quieran unirse a mi corte de Camelot: ¡Quiero hablar con tu dueño y señor!

GUARDIA.- ¿Cómo, a caballo?

ARTURO.- Sí... 

GUARDIA.- ¡Eso son cocos!

ARTURO.- ¿Qué?

GUARDIA.- Fingen el ruido de cascos de caballo con dos cocos vacíos!

ARTURO.- ¡¿Y qué!? Cabalgamos desde que las nieves invernales cubrían estas tierras, a través del reino de Mercia...

GUARDIA.- ¡¿De dónde sacaron los cocos?!

ARTURO.- Los encontramos.

GUARDIA.- ¡¿Los encontraron?!, ¿en Mercia?, ¡el coco es un fruto tropical!

ARTURO.- ¿Y eso qué importa?

GUARDIA.- Que esto está en zona templada!

ARTURO.- La golondrina vuela hacia el Sur con el sol, y el vencejo y el avefría buscan climas más cálidos en invierno, y no son desconocidos en nuestra tierra...

GUARDIA.- ¡¿Insinuáis que los cocos emigran?!


Monty Python, Monty Python and the Holy Grail (1975)

lunes, 28 de marzo de 2011

Hasta los malditos cajones


El libro tiene inteligencia propia. La suficiente para ganarle un  pulso al autor.

Uno puede mostrarse paternal con la obra e intentar persuadirla por todos los medios a su alcance de que entre en vereda. Si no lo logra ni por ésas, probará a las malas. Los autores (y aún los autorzuelos), conocen artimañas tan sucias que harían enrojecer de envidia a [...].

Ciertamente, quiere a su libro como un hijo. Cuando sabe que no le está mirando, hasta se sonríe de su juvenil rebeldía. En esa sonrisa hay no poco orgullo, apenas se distingue de la mueca con que le arranca las extremidades y las vuelve a grapar equivocando la anatomía por ver qué se siente al contemplar un engendro abominable y dirigirse a él con entusiasmo, llamándolo su bebé.

Si el joven no recapitula ni recapacita, se le siega la cabeza con una sierra eléctrica y se le sustituye por un largo prefacio sin rostro, apenas una pulpa de humor bilioso. 

Si se niega a ingerir más alimento, practicará la técnica de la oca haciendo uso de un embudo y un calzador. Si la digestión resulta pesada, por un tajo en el ombligo desenredará el intestino y empalmará unos cuantos metros más de nudo. Si no se adapta, si no encaja en el ambiente, le atiborrará de la más dura farmacopea, miligramos y miligramos de descriptivina© y circunstanciol©, así explote.

Si pese a tales esfuerzos el muchacho se sigue resistiendo, si no existe ya manera de inculcarle lo más mínimo, ha llegado la hora de cerrarle la boca con esparadrapo y meterlo al menos un mes en un cajón.

Pasado ese mes podremos sacarlo de nuevo para seguir torturándolo con renovada fuerza y, lo que es más importante, con una perspectiva superior.

jueves, 24 de marzo de 2011

Al destino llegados


Es falso que perdamos el tiempo, quizás nos detengamos a pormenorizar un absurdo, tal es izar una bandera en el desierto, en el polo o en la luna.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Reandar lo andado, desescribir lo escrito


El último estilo se ha mostrado tan definitivo que viste necesario reescribir la novela desde el principio. 

Esto siempre parece fácil, pero, si puedes evitarlo, no lo hagas en casa. Por alguna razón Sísifo es el patrono de los escritores.

Estás extenuado, turbiamente confuso, delirante, hace un frío sofocante... No piensas con claridad. Ni siquiera sabes qué estás haciendo, proseguir así podría resultar perjudicial.

Te precipitas inexorablemente a una sima creativa.


Esto me recuerda...

¿Por qué será que cuantos se inician en la escritura son tan fetichistas de las palabras "extenuar" e "inexorable"?

Uhm, y de "inferir"..., y de "daguerrotipo"...

¿En qué "estriba" la cosa? ¿Se infiere algo de ello? La respuesta nos mira circunspecta desde el interior sepia de un antiguo daguerrotipo.

Parece decir: "Cuán purpúrea y marmórea se me antoja esta hora".

Pero en verdad quiere decir: (Se podría llenar un libro con lo que estás aprendiendo aquí esta noche, chaval).

A lo lejos, justo en la lejanía, provincia de lontananza, está el horizonte bajo la luna. Allá se "columbra" la universidad de Coimbra, donde tus pequeños "dirimirán" sus chirimoyas.


Fin de la cita.



Dijo ella levantándose de la mesa y despidiéndose de un portazo, amigo suyo.




Ahora que estamos solos, confiesa. Has aprendido la lección. Una tan valiosa que seguro eres capaz de reducirla a fórmula, trasladarla al latín y tatuártela al hombro:


El humor implica siempre dos cosas dispares: un mayor riesgo y una menor recompensa.



Con más énfasis, niñote, ya sabes lo mal que suenan los comparativos en latín; échale más marmoreidad.


...

¿El humor implica todos los riesgos y ninguna recompensa?


Gotcha!
Esos interrogantes aparentan ser signo de algún desesperado  ingenio. 

No te avergüences, es innato el ser ridículo en el ser humano.

Vamos a tomarnos algo, anda.

Mañana te echo una mano borrando el post.




martes, 22 de marzo de 2011

Tres cerditos y sus respectivos sanmartines


Con tres días con sus noches por delante, tan sólo cuarenta y ocho páginas de materia legible por detrás, dos siglos de argumento por un lado y el problema de la era contemporánea por el otro, poco a poco y desapercibidamente te has ido subiendo por las paredes como una araña histérica.

No obstante, has hallado solución a los obstáculos y ahora escribes sobre pura seda contra tu propio agotamiento. Y sobre todas las cosas...

Tres que animan un poco:

1) A posteriori, incluso has identificado el Modelo Arquetípico de tu novelilla. Pues, tras tomar todas las decisiones narrativas pertinentes (narrador, tono, estilo, estructura...), ésta parece una bastarda descendiente del Diario de Adán y Eva de Mark Twain (alabado sea).

PD: No lo celebres tanto; el abolengo del molde, se muestra de hecho más elocuente acerca de tus limitaciones.


2) Has adquirido ritmo de trabajo (una disciplina enrededor del muslo izquierdo). Lo cual (aunque no te permitas reconocerlo hasta el vencimiento del plazo fijado), era el objetivo último al proponerte escribir sobre algo que desprecias. 

Reconócelo: esperas escribir al menos tres libros más antes del final del verano.


y 3) Las sorpresivas recompensas. Si has logrado apasionarte con un proyecto que desprecias, puedes escribir hasta bestsellers (Huxley dixit). Si has sintetizado la tesis (el point of view) de tu cosa, al mismo tiempo has dado con una piedra de toque de tu propia vocación (por llamarlo de alguna manera). Se confirma que no hay libro malo que no tenga cosa buena (Plinio senior vía Plinio Jr en boca del Genio Anónimo al que emula Cervantes).

Punto tercero este, que me hallo celebrando con una cup of wine en El Ladrón de Mandarinas.

Hora de proponer un brindis y una reflexión.

Antaño yo pensaba que la literatura española era una mala traducción de la literatura universal, aunque probablemente estuviera equivocado. También pensaba que lo que algunos designan como literatura canaria (antes la muerte que la restricción geográfica: lema patrio) no era sino una parodia de la literatura española.

Y probablemente también me equivocase. Pero qué importa, aunque sean los otros quienes estén en lo cierto, ¿acaso no soy yo la parodia de una parodia de una mala traducción?


Eso y una noticia mutilada sobre un fragmento de una tablilla sumeria.


domingo, 20 de marzo de 2011

Primeros Auxilios de Escritura Atropellada


Primeros problemas 

Te alejas dos pasos para ver el cuadro y no te satisface nada. Estos problemas siempre aparecen, y, como dicen los hombres de negocios, representan una oportunidad creativa. 

El ejemplo clásico es "El Tiburón de Spielberg". 

Si el escualo mecánico hubiera estado listo a tiempo, habría enseñado dientes en el minuto dos de película. Pero si Tiburón es un clásico cinematográfico es debido a que el lindo carcharodon carcharias se pasa todo el principio de la peli como una amenaza invisible; o mejor dicho: quasinvisible, punticebérgica y metonímica.

Una de las metonimias más poderosas es la que nombra la causa por su efecto; como cuando yo llamaba amor a aquella puta.

Así que ponte en plan creativo, pero recuerda que has de cumplir con un mínimo número de páginas (exactamente la cantidad que hace que cualquiera exclame novela sin pestañear, cuando dice "Todavía no he leído tu novela"; otro día te enseñaré a esconderte detrás de Benedetto Croce en casos de "Todavía no he podido leer lo que me dejaste").

Entretanto habrá surgido cualquier otro problema imprevisto. Una inesperada donación de libros, pongamos por caso. Eso se soluciona regresando a casa en ferry con un plus de tres maletas que pesan como cadáveres.

Vivo rodeado de tentación. La tentación es tanto más intensa cuando encima estás obligado a devorar bazofia (un siglónimo de "documentación para tu novelita").
No se sabe lo que cuesta conservar el espíritu alerta, leer aguardando algo digno de consideración (aunque únicamente lo fuera para una imaginación supervitaminada), hasta que uno pasa tanta hambre.

Hasta el momento, solamente un libro me ha hecho reír a carcajada limpia: La Enciclopedia de la Literatura Canaria (2007).

Me he pasado el fin de semana llamando a todos los colaboradores enciclopeditados que conocía para felicitarles y celebrar sus gags.

Algunos no tienen sentido del humor.

Lo cierto es que yo lo pasé en grande entre sus páginas. Le debo tantas ideas para nuevos, futuros, imposibles libros que un poco mareado estuve a punto de abandonar esta novela.

No es ningún secreto que soy un enciclopedista frustrado. Durante los chupitos de la sobremesa quedé embelesado con la oscura fama de la Enciclopedia de la Filosofía Canaria (en preparación). En la duermevela gelatinosa de la siesta recuerdo haber pulido algunos párrafos de la Enciclopedia de la Literatura de Murga (inédita).

(Se presta a muchos juegos, pero supratutto es un chiste privado: el título refiere la literatura generada en la calle Obispo Murga, sita en la capital grancanaria; el volumen consta presumiblemente de una sola entrada y ninguna salida).

La Enciclopedia es un libro como una noche de fiesta.


Recapitulemos:

Bastó una noche de fiesta para recuperar la ilusión. La novela sigue adelante. En su escritura tú eres el único inconveniente, no te das ningún arte y no se te atribuye una gran imaginación. Te sientes como un mártir del adagio feyerabendista del buen Croce:

El único reglamento del arte es la imaginación.

Te quedan cinco días y no hay ley que puedas infringir.


sábado, 19 de marzo de 2011

Yo hubiera o hubiese


El mayor enemigo de la literatura rápida son los si hubiera o hubiese.

La sospecha de que lo que estás escribiendo, de hacerlo con pausa, tiempo para más predeterminar o maquillarte la prosa, podría llegar a convertirse en un libro casi satisfactorio.

Tecleas con el telón de fondo de sombrías premoniciones; a veces, la logorrea de Henry Miller  quejándose de querer meter tanto en tan poco, en otra ocasión, el mono aquel de Monterroso.

Por otra parte, no hay nada más peligroso que el mono de lectura. Ahora te das cuenta de esa desgracia de ser más lector que escritor. Un bendito lector, capaz de tramar cualquier excusa para soltar el teclado y volver a agarrar un libro (una laguna en la documentación, el luctuoso deseo de hundir a un autor bajo la sátira de su estilo...).

No puedes hablar con nadie. Ni hablar de otra cosa. Eres una esponja permeable al influjo más etéreo: el chascarrillo del panadero entra como una brisa en el cuarto capítulo en boca de Sylvestre de Balboa, la queja de tu madre porque no la coges el teléfono se transfigura en un hexámetro de gloria póstuma que suspira un Iriarte, o, quizás, un Padorno; cada poro de tu piel es un negro plagiario alongado sobre su escritorio intentando cuadrar una frase. Y el tiempo, siempre el tiempo (echándosete encima como una beoda en un after),  ya no es el restallido del látigo de Indy, sino el del divino Marqués con la cara del Vizconde de Buen Paso.

La novela, en efecto, avanza a buen ritmo; un pelín más rezagada de lo previsto. 

Mas lo previsto es siempre sueño.

Te para en la calle un ocasional lector (nada menos) de tu blog. Te instruye en la correcta ortografía del Katovit©. 


No estás solo.

Una amiga te invita a visitar un nuevo rastrillo de libro de viejo. Para que te airees. Intentas resistir la tentación, tienes que escribir, no tienes un pavo, pero de inmediato accedes y vuelves a casa con veintisiete libros.

Sentado nuevamente, atacas uno, dos, cinco párrafos absolutamente mejorables. Evitas leer lo escrito porque conociendo tu ánimo eres muy capaz de arrancarte a corregir y sintetizar y quién sabe qué otra insensatez.

Resumiendo, esta noche pienso observar el sabbath. No me contentaré con quedarme mirando. Me serviré cuantos cubatas precise para borrar su cifra y entonces brindaré a tu salud con la mía, la copa bien alta, preguntándose: hubiera o hubiese qué.


jueves, 17 de marzo de 2011

Concreciones


Queda una semana y tus mayores temores se concretan.

Te adelantan la conferencia de abril, te citan para que firmes el registro de un libro anterior, tu exmujer te llama para recuperar algunas de sus cosas y haz de coger un avión porque se celebra el nonagésimo cuarto cumpleaños de un ser (querido); un hombre cargado de vigor y años que lleva quince viviendo cada uno como si fuera el último.

Ah, y se te han acabado los pósit.
Carpe diem.

(Tampoco estás boyante de dinero, así que olvídate de vivir del reparto a domicilio).

Por el contrario, nada se concreta en el plano de la ficción y empiezas a desconfiar de tu planteamiento.

La trama arranca en el siglo XV y se ha encaramado sin ilación hasta el XVII. Ahora parece una sucesión de chistes malos; lo cual podría alegrar una comida familiar pero jamás una novela.

(Por no hablar de ese horrendo y largo íncipit o prefacio (¿cómo lo llamarías?) que, sinceramente, no va a ningún sitio)

La has travestido de ensayo, pero parece excesivo lo poco que la narración desciende a ras de historia. No-hay-me-o-llo, diría mi maestro, O. Gorgia, novelista hasta la médula.

Confías en avanzar hasta el final y luego,  a toro pasado,  descubrir un par de concomitancias que imbriquen el relato cuando menos temáticamente. Gajes de prescindir, si no de tiempo y espacio, sí de objeto.

No veo yo cronotopos menos cronopios que el tuyo.

Además, aunque has cumplido aproximadamente el número de páginas diarias previsto, reconócelo, esperabas haber adelantado unas cuantas los primeros días.

No podrás ganarles días a los días, solamente a la noche.

Y ahora te enterneces recordando tus tiempos de estudiante, ya "tan lejanos", y las magias del catovic.

Ah, olvídalo. ¡Estás extraordinariamente bien!

Afectas un poco el cansancio, no lo pasas todo lo bien que deberías..., es normal. Únicamente le pondría peros a esos remilgos que te van surgiendo (el cansancio, seguramente), al preocuparte por la reacción que tendrá la gente de carne y hueso ante tu apresurado libro (sobretodo la gente que se menciona en él).

No sé qué te ha dado; te mantienes en buena forma, sabes defenderte tanto de palabra como de omisión, las encajas bien...

Que con todos tus respetos les den a esos carnihuesudos.
Qué temes, ¿morir de hambre?

Nota del Autor: Ja, morir será lo último que haga.


martes, 15 de marzo de 2011

Nueve días de parto


Has escrito diez páginas el primer día y ya deseas darte con un canto en los dientes.
No diré más. Eres un yonqui de tu misión.

Tal vez tengas suerte.
La obsesión es condición sinecuanon. 

lunes, 14 de marzo de 2011

I-PEN15: Separata a la Cuestión 25



A) Tema

Escoge un tema que desprecies. Del que sepas un saco (Kíkeron dixit), pero que desprecies. Y no estaría mal que ya hayas madurado una opinión sobre dicho tema que emane la untuosa bilis negra del puro desprecio.

Ejemplos característicos: (1) Novela autobiográfíca.
                                     (2) Novela histórica.                                               

Para esta demostración, yo escogeré la segunda opción; porque soy un romántico incurable.


B) Compromiso

Informa a todos tus conocidos de tus propósitos. Si fracasas, que haga ruido. Coméntaselo sobretodo a los escritores que conozcas,  sabrán apreciarlo. Ignoras cuánto alegras sus vidas.  Anúncialo a los cuatro vientos, no sé, publícalo en tu blog.


C) Documentación, invención, estilo y estructura

Alójate en la biblioteca, habla solo y con cualquiera que cruce tu camino. Rebusca en la basura por materia novelable o pura peripecia, cualquier cosa. Pon especial atención al principio y a lo que llamamos nudo (es eso que sientes en tu garganta). Si alguien lee la mitad de tu libro ya puedes darte con un canto en los dientes, ¿para qué perder tiempo pensando un final?

Los finales abiertos siguen de moda y todavía son cool ( no así la expresión cool; no sé, hace tiempo que no suena chic y como que está súper out ).

Intenta contener tu genialidad. No estás escribiendo la Nueva Novela Europea ni mucho menos la Gran Novela Americana; seamos francos: ni siquiera estás escribiendo la Primera Novela de Chuchurumbache, ni..., un momento, ¡¿estás escribiendo Tu Primera Novela?! 

Han pasado cinco días. Los más fugaces de tu vida.

Pero seamos optimistas, ya has decidido un estilo (o algo por el estilo) y tienes un bonito esquema estructural a varios colores en una pizarra blanca imantada. Has inventado un par de clímaxes (los picos narrativos de tu historia) y escribir (al menos escribir mal y pronto) se parece mucho a servir en bandeja dichos pasajes a fin de que operen a su mayor intensidad.

La obra y gracia de la documentación será lo que la convierta en una novela histórica. 

Se recomienda alejar un poco el zoomesto justifica muchos errores y, en fin, suplica piedad  descaradamente. Así no te considerarán un zumbado. Prueba un distanciamiento mitológico, brechtiano, irónico cervantino, irónico galdosiano o irónico a secas, tal vez cómico o humorístico, no importa, con suerte algún día le pongan tu nombre.

La falta de rigor a veces se confunde con libertad y frescura.

Esto repercute en esa mierda de estructura continua que te has montado en la pizarrita. Así que no sufras (ni se te ocurra sufrir): todo desajuste o desaliño producido por las prisas será entendido por la gente correcta como un signo de "vanguardia". 


Piensa que es como vestir casual.

Estás escribiendo una novela casual


¡Y eso que aún no has escrito un sólo párrafo! 

No, no me señales los cincuenta post-it del escritorio. Ya veremos cuánto usas de ese material.

(Y sin embargo qué extraño embrujo tienen los jodidos pósit. Se siente uno un genio con sólo pegar uno en la mesa).


D) Recapitulación

No has escrito una palabra.

¿He dicho ya que te quedan diez días? 

Habiendo desperdiciado cinco días en "idear la novela" ahora te hallas en el trance de escribir una novela en diez días. Es decir, más de diez páginas diarias.

Espero que no tengas nada más que hacer, como comer o dormir.

Escribir una novela es igual que comprometerse con alguien, en seguida le surgen a uno oportunidades insospechadas.


sábado, 12 de marzo de 2011

Taller de Chapa y Escritura (formando instructores de escritura creativa desde 1996)

Apartado I.- PREGUNTAS MÁS FRECUENTES

Cuestión 25:"¿Es posible escribir una novela en quince días?"

Responder aguantando la risa siempre que "sí".
Matizando luego: "Eso sí, sólo en caso de que no se tenga nada mejor que hacer".

Algunas reflexiones útiles:

La literatura del mañana será toda quincenal. ¡Y eso los suertudos que dispongan de quince días de vacaciones!

La mayoría de quienes afirman consagrar su vida a la literatura, en realidad, no le dedican mayor tiempo que el que la mayoría dedica a ver televisión. Por lo demás sus ideas suelen ser tan absurdas que uno reza por que no se les ocurra asaltar más género que el de la poesía lírica. Pero también se ha de reconocer que durante esos quince días escasos al año que dedican a confeccionar su libro anual se les ve más vivos que nunca, casi al borde de la muerte. Por lo que uno termina reconociendo que sí, que probablemente, le consagran toda su vida.

¿Y por qué quince días si dios creó el mundo en seis?
Porque evidentemente dios dejó su creación sin corregir. Se nota de lejos que las reiteraciones no son intencionadas, no existe una tesis clara y todos los personajes parecen calcos y remedos planos de la personalidad del autor, meras imágenes y semejanzas suyas. Quien tenga oportunidad de visitar otras tierras se dará cuenta en seguida de que la nuestra es una obra primeriza. Y quien quiera profundizar en la biografía del autor descubrirá que jamás existió. Toda la creación es una azarosa combinación surgida de un grupo de chimpancés aporreando una máquina de escribir.

Para más información consultar "Instrucciones para escribir una novela en quince días".

jueves, 3 de marzo de 2011

Momentos estelares de la literatura (5)

Isaac (Woody Allen) y Tracy (Mariel "la nieta de" Hemingway) se encuentran sentados a la mesa en una pizzería:


CAMARERO: ¿Quién ha pedido una pizza sencilla?

ISAAC: Yo, yo.

CAMARERO (A TRACY): Así la suya debe ser la de anchoas, salchichas, champiñones, ajo y pimientos.

ISAAC: Se ha olvidado el coco.


Woody Allen y Marshall Brickman, Manhattan (1979)