viernes, 1 de abril de 2011

El cierre de Al Faro


Mientras no escampe, en nuestro interminable regreso a casa habremos de aprovechar cualquier asío; ese peculiar trance en que cesa la lluvia y que tan sólo dura un instante.

El café librería Al Faro ha cerrado. 


El refugio del callejón Deán Palahí fue más que un asío para la ciudad que se levanta sobre esta laguna seca. Más que un combinado de madera, ladrillo y luz indirecta, e incluso más que el wifi y un par de torreones de libros.
  
Digo fue y aún me suena extraño. Todavía no he rodeado su entero significado ni he tejido una nueva estratagema para evitar perecer a la emboscada de tedio que son las ciudades cortas. 


Me temo que siempre tardo un poco con estas cosas que de repente son historia. 


Fue lanzadera escogida de una buena tonga de libros en su viaje al limbo de las estanterías, fue improvisado gimnasio de recitales intempestivos, fue piscina sin fondo ni socorrista, fue refugio atómico donde se ponía cara y cruz al azar de ciertas líneas, fue cuatro paredes con oídos para el griego clásico y el moderno, para el latín, el portugués, el provenzal, el alemán, el sueco, el árabe, el catalán, el esperanto, el esperpento y cualquier otro imaginable encanto; mitad pabellón auditivo, mitad psiquiátrico.


Pero para mí fue sobretodo el hogar de la tertulia homónima, la casa tomada y esa comunicación extraña que a pocos les llega la vida a alcanzar siquiera una vez.


Un lujo verdadero, si se puede pedir más.




3 comentarios:

Maestro KewoSun dijo...

"Donde una puerta se cierra, otra se abre." Cervantes

Anónimo dijo...

Fantástico. Emotivo epitafio.
Pero el problema del cierre de ALFARO fué que no acertó en como ofrecer la oferta,doble, pero ambigüa. Si te apetece un café, lo más que deseas añadir, es un cigarrillo... Si entras en una Librería, eres como Moisés vagando por el desierto -las estanterías- buscando encontrar la tierra prometida... (Y el Señor tardó 40 años en encontrarla).
Algo falló en cuanto ha cerrado... seguiré elucubrando ideas para un desarrollo de la idea principal, mientras tomo un café.

Anónimo dijo...

Una puerta se abre cuando otra se cierra si la puerta es giratoria, pero la realidad te muestra que si una puerta se cierra, oyes el portazo y sabes donde está. La puerta que se abre, lo hace en silencio, y no fija su puesto... sigues mirando a los lados, al horizonte... ¿adonde acudir para encontrarla?