Cioran amaba a los perdedores. Había vivido muchas noches presintiendo la gloria hasta que concluyó con nosotros que la gloria es la verdadera perdición.
Una perdición expresada con diminutivo rumano.
Podemos satirizarlo, y aún comprenderlo.
Sirvan de ejemplo tantas personas de talento como las que secó la fortuna y la fama. Hay quien no conoce otro impulso. Y todavía hemos de felicitarnos de que estos pocos no se contenten con un puñado de monedas. El mundo en que vivimos cambia poco.
Pero cambia en respuesta a los desvelos de un donnadie.
Quizás el Paraíso Perdido cioraniano no fuera tanto España como esa noche repleta de presentimientos.
Cuando el mundo dirija hacia vosotros su gran ojo y os alcance la gloria, adoptad la estrategia de Odysseus y el nombre de Oudeis.
En mano de nadie está ser cualquiera.
2 comentarios:
Una vez le oí decir a un amigo una frase que se me quedó grabada y que, no lo voy a negar, me pareció algo retorcida en su momento:
"El anonimato nos hace libres".
No lo había entendido hasta ahora.
Pd. De hecho, hasta ahora no me había dado cuanta de que desde que empecé a delirar, lo más probable es que no haya dejado de sentirme famoso ni por un momento.
Mierda de autoestima, de autoconcepto y demás puñetas en vinagre...
Ja.
Salud.
D.
Salud, D.
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