domingo, 9 de mayo de 2010

DD9 Mayo 2010




Desde que se metió en este jardín, el señor sale a cosecha por semana.

Para que un bonsai adquiera el aspecto deseado se requiere el plazo exacto de una eternidad, pero mi señor ha ingeniado una solución que ataja el proceso.

En lugar de esperar a que crezca el árbol mientras impide su crecimiento, ha optado por hacer decrecer árboles de tamaño natural.

Se basta, para ello, tan sólo de una lija y el sudor de mi frente.

Espero, dómine, que alguno de los arbolitos que plantea su cabeza atraiga el rayo que se la parta.

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