jueves, 17 de marzo de 2011

Concreciones


Queda una semana y tus mayores temores se concretan.

Te adelantan la conferencia de abril, te citan para que firmes el registro de un libro anterior, tu exmujer te llama para recuperar algunas de sus cosas y haz de coger un avión porque se celebra el nonagésimo cuarto cumpleaños de un ser (querido); un hombre cargado de vigor y años que lleva quince viviendo cada uno como si fuera el último.

Ah, y se te han acabado los pósit.
Carpe diem.

(Tampoco estás boyante de dinero, así que olvídate de vivir del reparto a domicilio).

Por el contrario, nada se concreta en el plano de la ficción y empiezas a desconfiar de tu planteamiento.

La trama arranca en el siglo XV y se ha encaramado sin ilación hasta el XVII. Ahora parece una sucesión de chistes malos; lo cual podría alegrar una comida familiar pero jamás una novela.

(Por no hablar de ese horrendo y largo íncipit o prefacio (¿cómo lo llamarías?) que, sinceramente, no va a ningún sitio)

La has travestido de ensayo, pero parece excesivo lo poco que la narración desciende a ras de historia. No-hay-me-o-llo, diría mi maestro, O. Gorgia, novelista hasta la médula.

Confías en avanzar hasta el final y luego,  a toro pasado,  descubrir un par de concomitancias que imbriquen el relato cuando menos temáticamente. Gajes de prescindir, si no de tiempo y espacio, sí de objeto.

No veo yo cronotopos menos cronopios que el tuyo.

Además, aunque has cumplido aproximadamente el número de páginas diarias previsto, reconócelo, esperabas haber adelantado unas cuantas los primeros días.

No podrás ganarles días a los días, solamente a la noche.

Y ahora te enterneces recordando tus tiempos de estudiante, ya "tan lejanos", y las magias del catovic.

Ah, olvídalo. ¡Estás extraordinariamente bien!

Afectas un poco el cansancio, no lo pasas todo lo bien que deberías..., es normal. Únicamente le pondría peros a esos remilgos que te van surgiendo (el cansancio, seguramente), al preocuparte por la reacción que tendrá la gente de carne y hueso ante tu apresurado libro (sobretodo la gente que se menciona en él).

No sé qué te ha dado; te mantienes en buena forma, sabes defenderte tanto de palabra como de omisión, las encajas bien...

Que con todos tus respetos les den a esos carnihuesudos.
Qué temes, ¿morir de hambre?

Nota del Autor: Ja, morir será lo último que haga.


1 comentario:

Mestro KewoSun dijo...

Toda obra necesita de descanso, el cuerpo, el músculo, el cerebro,... Todo crece, suma, en el descanso, a todo "coco" le toca caer para evolucionar... y al séptimo día descansó.