domingo, 20 de marzo de 2011

Primeros Auxilios de Escritura Atropellada


Primeros problemas 

Te alejas dos pasos para ver el cuadro y no te satisface nada. Estos problemas siempre aparecen, y, como dicen los hombres de negocios, representan una oportunidad creativa. 

El ejemplo clásico es "El Tiburón de Spielberg". 

Si el escualo mecánico hubiera estado listo a tiempo, habría enseñado dientes en el minuto dos de película. Pero si Tiburón es un clásico cinematográfico es debido a que el lindo carcharodon carcharias se pasa todo el principio de la peli como una amenaza invisible; o mejor dicho: quasinvisible, punticebérgica y metonímica.

Una de las metonimias más poderosas es la que nombra la causa por su efecto; como cuando yo llamaba amor a aquella puta.

Así que ponte en plan creativo, pero recuerda que has de cumplir con un mínimo número de páginas (exactamente la cantidad que hace que cualquiera exclame novela sin pestañear, cuando dice "Todavía no he leído tu novela"; otro día te enseñaré a esconderte detrás de Benedetto Croce en casos de "Todavía no he podido leer lo que me dejaste").

Entretanto habrá surgido cualquier otro problema imprevisto. Una inesperada donación de libros, pongamos por caso. Eso se soluciona regresando a casa en ferry con un plus de tres maletas que pesan como cadáveres.

Vivo rodeado de tentación. La tentación es tanto más intensa cuando encima estás obligado a devorar bazofia (un siglónimo de "documentación para tu novelita").
No se sabe lo que cuesta conservar el espíritu alerta, leer aguardando algo digno de consideración (aunque únicamente lo fuera para una imaginación supervitaminada), hasta que uno pasa tanta hambre.

Hasta el momento, solamente un libro me ha hecho reír a carcajada limpia: La Enciclopedia de la Literatura Canaria (2007).

Me he pasado el fin de semana llamando a todos los colaboradores enciclopeditados que conocía para felicitarles y celebrar sus gags.

Algunos no tienen sentido del humor.

Lo cierto es que yo lo pasé en grande entre sus páginas. Le debo tantas ideas para nuevos, futuros, imposibles libros que un poco mareado estuve a punto de abandonar esta novela.

No es ningún secreto que soy un enciclopedista frustrado. Durante los chupitos de la sobremesa quedé embelesado con la oscura fama de la Enciclopedia de la Filosofía Canaria (en preparación). En la duermevela gelatinosa de la siesta recuerdo haber pulido algunos párrafos de la Enciclopedia de la Literatura de Murga (inédita).

(Se presta a muchos juegos, pero supratutto es un chiste privado: el título refiere la literatura generada en la calle Obispo Murga, sita en la capital grancanaria; el volumen consta presumiblemente de una sola entrada y ninguna salida).

La Enciclopedia es un libro como una noche de fiesta.


Recapitulemos:

Bastó una noche de fiesta para recuperar la ilusión. La novela sigue adelante. En su escritura tú eres el único inconveniente, no te das ningún arte y no se te atribuye una gran imaginación. Te sientes como un mártir del adagio feyerabendista del buen Croce:

El único reglamento del arte es la imaginación.

Te quedan cinco días y no hay ley que puedas infringir.


2 comentarios:

Maestro KewoSun dijo...

"Gugel" de la MurgaLib Sin entradas (con los criterios de búsqueda).

Otros textos encontrados:

- Tratado de arquitectura. Venecia, (2003)

- Disertación PhD sin "coco" de la metafísica electrónica sobre la sensibilidad. (2001)

Óscar García García dijo...

Lo concedo, a veces me dejo llevar por una visión de la literatura demasiado restringida.

Es más, no me perdono la exclusión del graffiti estampado bajo el letrero del Mesón del Bocadillo (1985).